Wednesday, January 5, 2011

Santa Claus versus Los Reyes Magos


¡Qué malcríados estábamos los niños cubanos! Les digo esto, porque cuando yo estaba creciendo en los años 50, disfrutaba de la llegada de Santa Claus con sus regalos la mañana del 25 de Diciembre ---igual que la llegada de los Tres Reyes Magos el 6 de Enero ¡con aún más regalos!
¡Qué maravilla que en Cuba tuviéramos las dos cosas! Aunque para nuestros padres era un esfuerzo y un gasto enorme, porque tanto Santa Claus como los Reyes eran muy generosos y nos traían montones de regalos. ¡Y a ambos les escribíamos cartas llenas de sueños y de caprichos!

Sin embargo a mi me gustaba mucho más Santa Claus, el viejito gordito y tan sonriente que venía en su trineo rodeado de un montón de venados, porque cuando el 6 de Enero llegaban los Tres Reyes Magos -quienes me parecían un poco ´tristones´, y mucho más aburridos, llegando en aquellos camellos polvorientos al portal de Belén- ya el día 7 empezaba de nuevo el colegio y eso le quitaba placer a ese día. Sin embargo, entre Santa Claus y los Reyes teníamos unas vacaciones largas y maravillosas para jugar con lo que Santa nos había dejado. Y en una ocasión -cuando me robaron la bicicleta que me había traído Santa Claus, lo que ocurrió a los pocos días, al dejarla abandonada en el jardín de nuestra casa en Miramar por unos minutos-¡pues los Reyes Magos me trajeron OTRA bicicleta el 6 de Enero! ¡Qué buenos eran mis padres, aunque pienso que la idea de la segunda bicicleta fue de papi, pues mami no me malcriaba tanto y le encantaba regalarme cosas más 'útiles' como ropa, payamas, zapatos, etc. que realmente me parecían bastante aburridas. Papi era el que se volvía un poco loco y a última hora se iba a una juguetería maravillosa de La Habana llamada "Los Reyes Magos" y compraba todo lo que a él le gustaba. ¡Y aquello era fabuloso!

Y fue precisamente por culpa de una bicicleta grande, azúl y bella que me dejaron que dejé de creer en Santa Claus y en los Reyes --porque mi primo Rogelito tocó el timbre de la bicicleta cuando la estaban colocando junto al árbol en la sala ¡y ese sonido me despertó, y corrí a ver lo que pasaba y me encontré a mis padres y a mis primos colocando los regalos! ¡Qué desilusión! Creo que tenía como 7 o 8 años....realmente no me acuerdo...pero fue un mazazo del que me costó recuperarme.

¡Era tan lindo 'creer' en la magia de Santa Claus y de los Reyes Magos! Dejarnos mecer en esas ilusiones sin lógica alguna, de que del cielo venían estos personajes a regalarnos cosas que deseamos tener y a premiarnos por ser niños buenos!