Friday, August 7, 2009

Miami --¡de nuevo!









De nuevo he estado en Miami --y siempre regreso de allí con sensaciones encontradas.

Me gusta ver a mis primos, a mis sobrinas, y a mis amigos, pero 'algo' siempre me falta cuando conduzco y conduzco por sus calles, avenidas y puentes --y a veces hasta lo hago sin rumbo fijo, de aquí para allá, y de allá para acá, porque realmente prefiero el ver pasar las avenidas que bajarme del carro --y también porque no sé a dónde quiero ir.

En Miami me gusta el azul del cielo, el verdor de sus palmeras, el mar --¡que a veces es extraordinario! ---y el blanco de la espuma de las olas. Es que el mar me enloquece en todas partes, me da paz. Y en Miami es un magneto. Pero no me gusta el calor, ni la humedad, ni cierto aire de indolencia que se siente - y se respira.

Miami es medio cubano. Pero nunca sera la Cuba de mis recuerdos. Y sin embargo es la ciudad donde se come el mejor pan cubano del universo. Y las mejores croquetas y pastelitos (en Karla Bakery y en el 'bakery' de Versalles)....Y donde en la Farmacia Navarro se pueden comprar todas las variaciones de la Kolonia 1800 ---¡igual que aquellas cremitas de leche que costaban apenas centavos y todas las vitaminas y medicinas que tomaba mi madre en Cuba! ¡Todo es surrealista!

Ahora la crisis económica ha golpeado Miami -- y da pena ver edificios y más edificios divinos, altísimos, bellos, vacíos, sin inquilinos, y ya medios abandonados. Y me preocupo que la ciudad pueda perder su nueva pátina de ciudad vibrante, sensual, moderna y donde corre (o al menos corría) el dinero. No quisiera que Miami perdiera un ápice de su imagen, mitad americana y mitad latina y con su aire mágico y lleno de luces.

Me gusta darme una vuelta por la tienda Sentir Cubano en la calle 8 ¡un verdadero encanto y un viaje a la Cuba más bella! Me gusta desayunar en Versalles donde los huevos fritos me parecen que son amarillos que en otros sitios. Me encanta hospedarme en el Ritz Carlton de Key Biscayne, donde al entrar la fragancia de sus velas de mango son algo encantatorio. Y tiene las camas más fabulosas del mundo ---o sino en la playa, en el nuevo Fountainebleau.

También me encantan los restaurantes de la chef Michelle Bernstein -Señora Martínez y Michy's- que es una creadora genial. a la altura de mi adorado chef Douglas Rodríguez, quien iventó sabores y texturas con su cocina Nuevo Latino del que fue el inventor y ahora tiene el divino "Ola at The Sanctuary" en Miami Beach. La Bernstein es también fabulosa y tanto en Michy's como en Señora Martinez ofrece manjares. ¡Y Señora Martínez tiene un ambiente delicioso, con un puntal muy alto y grandes ventanales con persianas de caoba, que me hizo pensar que estaba en un restaurante del Vedado en La Habana!