Elizabeth Taylor ha estado siempre en mi vida. Desde que naci. Y creciendo en Cuba era una e las leyendas del cine que me fascinaban. Fue uno de esos personajes constantes que nos acompañan a lo largo de la niñez, la adolescencia y después la madurez. Anoche un amigo mío me hizo ver eso y es cierto. Lugares y gente que marcan el camino de nuestra existencia, como 'adoquines' o 'columnas' que siempre están ahí, imperturbables y referentes de nuestras vidas. ¡Muy interesante!
Y Elizabeth Taylor, a quien conocí en varias ocasiones, visitando incluso su casa en Virginia, cuando estaba casada con el Senador John Warner, y entrevisté en dos ocasiones -- era una de esos personajes "de siempre"- que no imaginamos un día van a desaparecer. Lo que nunca imaginé cuando era una niña es que la conocería y hablaría con ella un buen rato -- y eso es también casi 'milagroso' -- tal como me ocurrió con otros dos personajes parecidos que también me ayudaron a ser quien soy y fueron referentes de mi adolescencia: Audrey Hepburn y la novelista Francoise Sagan. ¡Ah, y el realmente encantador Cary Grant quien me hizo chistes y con quien me divertí mucho una noche llena de nieve en el Studio 54 en New York!
Y lo mismo ha pasado con cosas tan diversas como la Pan American -que por largo tiempo no podia acostumbrarme a que la línea aérea más famosa y emblemática del mundo había desaparecido como por arte de magia. Y TWA y la Eastern Air Lines...Parecen tonterías, pero son cosas que no imaginamos pueden ser 'temporales --y pueden acabarse así como así. En New York he visto la desaparición de las Torres Gemelas en poco ménos de una hora. Y han cerrado tiendas famosas que por décadas y décadas fueron parte de la historia de la ciudad como B. Altman, Gimbels, Best & Co., la elegante De Pinna...Y un día el antiguo Coliseo que está al lado de mi casa dió paso al enorme Time Warner Center...Y así tantos lugares y gente. ¿Conclusión? Que debe ser una señal que todos nos hacemos 'viejos' -- cuando nuestro habitat y los personajes que lo integran cambian tan radicalmente.
¡Y eso que no quiero ni mencionar los que han desaparecido en mi propia familia porque terminaría este post llorando a mares!