Thursday, December 10, 2009
Algo (y mucho) para recordar
Ayer me hizo mucha gracia ver como mi hija -después de comer 'en el chinito' donde celebramos mi cumpleaños con un "whispered happy birthday" (que me encantó pues las voces apenas se oían) - comenzó "a recordar".
Y comprobé que aun siendo tan joven, ya 'los recuerdos' guardan una enorme ternura y fascinación para ella. ¡Ah, qué bien entrenada la tenemos en esta familia nuestra, donde damos tanta importancia a lo que nos ha pasado y nos ha hecho felices! Y eso sin descuidar el presente, o el futuro, porque para MC la vida está comenzando y es feliz en su matrimonio, en su maravilloso trabajo, en sus planes --pero todo sin dejar de amar profundamente esta pequeñísima familia que le queda, y los recuerdos que ha ido acumulando en su vida --y han enriquecido quién es y como es.
Es que León, ella y yo íbamos en el carro, camino a dejarlo en su apartamento en medio de una rarísima noche neoyorquina, muy 'eerie', con nubes bajas y casi negras --y comenzamos a recordar 'otro New York'. El de muchos años atrás, el que vivimos cuando nos mudamos aquí, cuando MC nació y era chiquitica, el que ya no existe y cada día desaparece más. El edificio tal que ha desaparecido. La manzana de casitas viejas que ha dado paso a una torre de mil pisos. Los huequitos donde se escondían los 'homeless' en noches de frío. Las aventuras de Ugly George. El restaurante tal que ya no existe --como el Asia, donde MC recuerda "pasé gran parte de mi niñez" -- y hablamos de Aida, del camarero Rafael, del chino Jesús ¡y nos asombramos que ya apenas existan en New York los restaurantes chinos-cubanos que eran deliciosos y baratos y estaban por todas partes en los años 70 y 80! ¿Por qué no hay más? ¿Por qué tampoco los hay en Miami?...Un misterio que comentamos, porque como se imaginarán en esta familia todos somos muy verbales, muy 'opinionated' y muy dueños de ideas muy precisas.
Pero lo que más me gustó fue comprobar que mi hija ¡ya tiene recuerdos de hace 20 años! Que ya no es una niña, pero una adulta que valora lo que le ha sucedido. Y compartir esos recuerdos, muchos de ellos nimios y banales, nos unieron a los tres de una forma muy dulce y muy 'de familia' ---que fue sin duda mi mejor regalo de cumpleaños.