Sunday, July 19, 2009

La Gentil Magia de los Viajes











































¿Por qué me gustan tanto los viajes? Desde niña fueron mi obsesión y a los 10 años me sabía de memoria la Guía Michelin de Paris ¡y sabía hasta donde estaban las escaleras del museo del Louvre y la localización de sus famosas obras! Y aunque mientras viví en Cuba mis viajes se redujeron a viajecitos a Miami desde La Habana (con mi madre, mi hermano, mis tios y en una ocasión con Maruja y Nena Acevedo, muy buenas amigas de mi mamá--¡ah, y un viaje en avión con mis tios Tafela y Gustavo a Isla de Pinos, lo que fue como una mini-aventura!) -- tan pronto pude viajar 'como debe ser' estando en el exilio. y especialmente cuando nos mudamos a New York --¡fue tan maravilloso como siempre lo había soñado!

Viajar es una lección en muchos campos y no entiendo quien no disfruta hacerlo.

No viajar es 'cerrar' los ojos al mundo --y hacer nuestras vidas más estrechas por designio propio. Y les comento esto porque cada vez que estoy de viaje, lejos de mi hogar en New York, la perspectiva que tengo de la vida cambia 180 grados y todo lo veo con mucha más claridad. También veo con gran serenidad la proporción de importancia que tienen las cosas, pues la lejanía de nuestra cotidianidad nos ayuda muchísimo a verlo todo ¡tal como es!

Lo 'exagerado' deja de ser exagerado --y lo maravilloso se multiplica con alegría. Y el viaje es una 'cura' en medio de la tormenta.

Aparte de este aspecto -una excelente ayuda 'sicológica' que puede sustituir horas y horas de terapia y de sesiones de siquiatría- viajar es una clase universitaria eterna. Un aprender maravilloso, día a día y que tiene lugar con infinito placer. Una clase de Historia, de Geografía, de Sociología, de Lenguas, de Arte, de Música, de Política Internacional --la que ocurre rodeados de los lugares donde ocurre y ocurrió todo. Un placer indescriptible --¡qué cosa más absolutamente maravillosa!....Como cuando voy a Londres y escudriño los rincones de la Historia, los palacios de los reyes, las calles donde caminaban (y todavía caminan) curiosos condes y duques... O cuando en Paris recorro los rincones donde vivieron Toulouse Lautrec...y después Picasso...y donde fue decapitada María Antonieta....En Grecia subir al Partenón ¡y poder sentarnos en aquellas piedras milenarias!...En Rusia, la emoción que se siente cuando estamos parados en la Plaza Roja o vemos los tesoros de los Zares...O cuando la belleza del Caribe nos impacta de tal forma que la visión se convierte en algo místico, profundo, casi 'una experiencia religiosa' que nos reconcilia con todo. Podría continuar y continuar...y sería interminable.
Y es por eso que me encanta hacerlo. Porque aprender cosas nuevas ha sido siempre el motor de mi vida. Mi enorme curiosidad por todo, hasta lo más mínimo y pequeño, que estoy segura es lo que me mantiene joven, me llena de entusiasmo, con 'ganas' de hacer cosas, de saber más. Esto lo heredé de mi padre --porque mi madre realmente no amaba los viajes y mi hermano León es más como ella en estas cosas-- y que ahora tengo la suerte que lo heredado mi hija, que como todos los que me conocen saben, es mi mejor compañera de viajes.
Si fuera médico le recetaría 'toneladas' de viaje a los que se en deprimidos o sencillamente aburridos. Y si fuera política recetaría a los otros políticos 'toneladas' de viajes para que conozcan mejor a los pueblos - y aprendan un poco más sobre la vida más genuina.