Monday, April 13, 2009

Corín Tellado y yo


























Hace unos días murió Corín Tellado -y la verdad es que la visión de la señora un poco cascarrabias que salió en un noticiero español- no tiene nada que ver con la fabulosa Corín Tellado que tanto influenció mi vida. Y lo tengo que confesar: las mujeres y los hombres de Corín Tellado moldearon profundamente mi adolescencia --y la visión de lo que era -¡o debía ser!- el amor.

Y aunque muchas personas adoran burlarse de aquellas novelitas románticas tan típicas de los años 50 y 60, en que las historias siempre terminan bien y el amor triunfa a toda costa, pienso que muchos de ellos nunca leyeron a Corín Tellado.

Porque Corín Tellado escribía de mujeres modernas, que no se dejaban dominar por los hombres, que tenían gran personalidad y que a la vez sentían una gran atracción por hombres que aunque fueran feos, siempre tenían ingenio, una irreverencia muy sexy -- y eran atractivos y sensuales con apenas un gesto o una mirada de sus "ojos acerados".

Corín Tellado nos familiarizó con las 'salas de fiestas', los 'descapotables', el cigarrillo 'colgando de la comisura de los labios', la americana abierta, el pelo todavía mojado por el agua del mar, los dedos 'cuadrados' y las manos bronceadas que encendían cigarrillos siempre a tiempo --y cierta truculencia que no llegaba más allá de unos besos de infarto y de un bailar con los cuerpos muy pegados, y de una mano fuerte y muy viril que nos agarraba del talle 'posesivamente'.

En aquellas relaciones 'inocentes' (porque al menos mientras yo las leía, las parejas nunca llegaban a hacer el amor, lo que quizá ocurrió más tarde, pero ya yo no leía las novelas)--había más voluptuosidad y más sensualidad que en mil novelas más 'fuertes' y atrevidas juntas. Las novelitas eran de un sensualidad-romántica increíbles --y los hombres arquetipos de la virilidad más absoluta, los que -aunque a veces se portaban un poco mal- siempre caían rendidos ante el amor y entraban todos por el aro. ¿Y por qué la vida no siempre resulta así? Ah, porque el amor es cuestión de suerte y nada más. Pura suerte y a veces hasta esos hombres divinos todavía se encuentran por ahí.

¿Y por qué dejé de leer a Corín Tellado la que esperaba ansiosamente cada dos semanas cuando siendo una niña atrevida corría en La Habana a comprar la nueva Vanidades al quiosco de la esquina?

Porque la llegada de Francoise Sagan -más cínica y modernísima- y de las divertidas películas de Brigitte Bardot (a quien yo imitaba en peinado y en todo lo que podía) me hizo dejar atrás las novelas y serle infiel a Corín Tellado. También porque comenzó la Revolución Cubana y mi adolescencia sufrió un terremoto de raíz. Y un buen dia no había nuevas novelitas que leer --y nos conformábamos con releer las viejas una y otra vez, lo que en medio de las carencias y las injusticias que nos rodeaban eran un gran escape y un gran consuelo...

Me gusta recordar todo esto --- y comprendo que los cientos de novelas que leí de ella --y el mundo tan maravilloso al que me llevaban- dejaron una fuerte marca en el idealismo que le puse toda mi vida al amor.

Y por eso hoy quiero darle 'Gracias' a Corín Tellado, por saber reflejar gente interesante, lugares que me daban ganas de viajar y conocerlos todos, hombres como deben ser -- y dejarme tantos, tantísimos, buenos recuerdos.