Thursday, April 2, 2009

La Naturaleza y sus Lecciones



En Nueva York no hay duda de que llegó la Primavera. Y estos cambios de estación, con los que aprendí a vivir ya cuando tenía veinte y tantos años y me mudé a Manhattan -después de haber vivido en La Habana, y de allí al exilio en México DF y Miami- son maravillosos.

¡Y ahora no podría vivir sin ellos!

La llegada de la Primavera -aunque me provoca unas alergias tremendas, año tras año- es una renovación simbólica que me hace más humilde y alimenta profundamente mi espíritu. ¡Y es la mejor lección de espiritualidad posible!

Porque acercarme a un árbol seco y maltrecho en el Parque Central, el que ha pasado las nevadas y las heladas del invierno, y el pobrecito está medio destrozado --y poder ver renacer sus ramas, de un verde claro, muy joven y sano, las que salen de pequeños brotes en su vieja corteza, y crecen fuertes y llena de hojas de nuevo, es algo tan mágico que me confirma una vez más la existencia de Dios -¡o cómo lo queramos llamar! Lo mismo me ocurre cuando veo el renacer de las flores, y ver como se 'iluminan' las carreteras con el nuevo amarillo de las 'forsythias' y de esas flores silvestres que vuelven a salir -sin falta- como si las hubiera despertado un reloj.

Cuando vivía en La Habana y era muy pequeña, siempre me sentí muy pegada a Dios cuando me sentaba frente al mar. Desde niña me producía una sensación divina, de que todo podía conseguirse en la vida cuando nos enfrentábamos a esa poderosa inmensidad, la que siempre parecía trasmitirme su fuerza y su pureza.

Y ahora - muchos años más tarde y con una nueva madurez- siento aún más profundamente la fuerzas de la Naturaleza. ¡Y de pronto me encanta ver documentales de los animales de la selva o del fondo del mar! Algo que nunca me había interesado, que en realidad me aburría, pero que comenzó hace unos pocos años cuando ví el fabuloso documental Winged Migration, de cómo los pájaros hacen ¡el mismo vuelo! todos los años, atravesando continentes para luego volver a su exacto lugar de orígen. --- Otra inolvidable lección en espiritualidad que me marcó profundamente. Y un film precioso que recomiendo a todos.

La misma renovación y misterio de vida que ocurre en el cuerpo femenino cuando dentro de nosotros se forman nuestros hijos --y el cuerpo cambia y después vuelve a su lugar. Un hecho tan extraordinario que debe causar respeto aún en los más escépticos. Y un misterioso 'volver a nacer' que me hace preguntarme si ello aplica también a nuestro espíritu y a nuestras propias vidas.

¿Existirá la reencarnación? ¿Dónde va a parar nuestro espíritu, el que es mucho más que una masa corporal? ¿Cómo es posible que la armonía creada por Dios en el universo y en los seres humanos no tenga un sentido más trascendente y la vida como la conocemos deje de existir?

Aquí tenemos la gran incógnita. Y creer o no en ella es sin duda la mayor prueba de eso que llamamos la Fé. O sea, amar tanto la perfeccíón que nos pone como ejemplo la Naturaleza y creer en lo que nos dice nuestro propio espíritu.