Wednesday, September 3, 2008

Comentarios y comentarios


Es muy interesante leer los comentarios a mi blog sobre mi cambio de partido político y mi llegada al mundo de los Independientes. Y mis buenos amigos y familiares que no están de acuerdo conmigo han sido muy amables y comprenden mis razones -debido a mi historial político en pro de la democracia y los derechos humanos -aunque no todos las comparten.

Lo que más me ha gustado es saber de personas que hacía años estaban desconectadas de mi vida --y de otros que ni siquiera conozco, pero veo sienten inquietudes parecidas.

¡Es tan difícil hoy en día creer en los políticos! Y para los que somos cubanos es peor aún, porque las promesas nos recuerdan largas listas de bellas -y viejas- promesas traicionadas. Igual que personalmente me aterrorizan los radicalismos, los 'zealots' de un partido u otro, los que no vigilan 'el Castro que vive dentro de nosotros' y que en algunos se 'sale' de vez en cuando. Creo que tanto demócratas como republicanos padecemos, en mayor o menor grado, de eso.

Y yo -quizás porque crecí sin que me inculcaran actitudes inflexibles, sino que siempre me dejaron muy 'a mi aire', desarrollándome muy en mi propio mundo- lo que hizo de mí una persona sin graves crisis, que nunca le dí a mis padres preocupaciones de que hiciera cosas 'poco apropiadas', pero que siempre he pensado por mí misma y detesto los dogmas que nunca he comprendido- no puedo abrir los brazos a nadie que me haga sentir que si no hago o pienso como él/ella ---¡es que estoy equivocada!

Si hay algo que he aprendido en este país al que quiero tanto es la importancia del libre albedrío, de la libertad de expresión, del tratar de ser lo más 'non-judgemental' posible, de respetar lo que piensa el otro.

Eso lo aprendí aquí y trato de ser así lo más que puedo -aunque debo admitir que el dolor de las cosas de Cuba me impiden ser 100% así de serena ---¡como hice hace poco cuando vi en la Quinta Avenida a una señora inglesa comprándole a su hijo de 7 años una camiseta del Ché Guevara y me paré a hablar con ella y pedirle que no permitiera que su hijito llevara la imagen de un asesino! (La mujer me miró con miedo, como si yo fuera una loca --y le compró la camiseta al niño)

Como ven, nadie es perfecto.