Friday, September 5, 2008

El Doctor Pastor Rodríguez


Me siento muy contenta de poder hacerle un pequeño homenaje en este blog al Dr. Pastor Rodríguez, el médico cubano que tanto quería mi madre --quien la cuidó aquí en New York por más de 20 años --y en el que confió 100% hasta el último día de su vida.

Para nosotros el doctor Rodríguez siempre ha sido un verdadero 'salvador' de la familia, a todas horas dispuesto a ayudar -¡yendo a visitar a mami a su casa y abriendo su oficina solo para ella cuando había una crisis!- igual que levantándole el ánimo y dándole 'seguridad' sin alarmarla, sin decirle nada desagradable y evitando que mi madre se preocupara.
Para mami, a quien el doctor trató y cuidó hasta su muerte mientras dormia, el 17 de Diciembre del 2007 a los 93 años- y para nosotros en la familia es el doctor ideal, como los que existian en el pasado, el médico de familia que consulta sin apuros, que sabe dar un diagnostico de tan solo ver a una persona, muy decente, muy correcto --¿por qué no hay más como él? El médico amigo que entendía el miedo a la muerte y las ansiedades de mi mamá --y la hacia reír con su ingenioso sentido del humor, hablándole de Cuba, de Literatura, de Paco Ichaso, el hermano mayor de mami, que él tanto admiraba, de la poesía de mi papá, de la vida...Lo que hizo el Dr. Rodríguez por mi mamá fueron actos de verdadera bondad y absoluto profesionalismo que ningún médico americano y 'moderno' hubiera hecho.

Cuando mami visitaba "a Rodríguez" -siempre elegantísimo, vestido con trajes impecables y corbata, un "hombre Colonia Guerlain", como lo describió mi amigo Tomás Milián cuando lo conoció en una ocasión- me daba cuenta que mami salía de la consulta tranquila, con el paso más rápido y evidentemente 'curada'. Dentro de la consulta - yo a veces entraba con ella y nos sentábamos frente al buró del doctor que siempre comenzaba con alguna anécdota o algún cuento de su juventud en Palma Soriano- notaba que mami parecía la mujer joven y activa de años atrás, con la voz fuerte, una actitud llena de vida --riéndose con una risa alegre y genuina de los chistes del doctor y participando en una conversación adulta y generalmente muy patriótica en que Cuba y el pasado era un tema primordial. ¡Qué tranquila la hacía sentir el doctor y ella salía de allí con la ansiedad y los nervios calmados --y enseguida me pedía que la llevara a almorzar algo, o a merendar, en la cafeteria Viand de la calle Broadway, cercana a la oficina del doctor!
Aquellas visitas semanales, con León, conmigo, o con Mariano Ros, eran más bien 'siquiátricas' aunque el doctor no es siquiatra, pero lo digo porque siendo cubano, y habiendo conocido lo que era la Cuba de mi madre, el Dr. Rodríguez sabía que los recuerdos, la amabilidad y la sensibilidad con el paciente, es probablemente la mejor forma de practicar la Medicina. Y con mami aquello surtió efecto por muchos años.

La mañana que mami murió durmiendo a las 3am, vino la policía como debe hacerse en New York --y me pidieron que llamara al médico de mi madre para certificar su defunción. Les dije que no podía despertarlo a esa hora, porque el doctor también era una persona mayor. Por lo que todos sentados junto al cadáver de mami que estaba todavía en su cama --los policías y la familia esperamos hasta las 6am ---y cuando llamé al doctor y le dí la noticia oí brevemente un sollozo, del que enseguida se recuperó con la corrección tan típica de él --- y le pasé el teléfono al policía.

El doctor Rodríguez se retiró a los 7 meses de fallecida mi mamá. Ella -y creo que otra señora más- eran sus dos pacientes más queridas y más 'viejitas'. Y él nunca las hubiera abandonado. Mami siempre le decia "Doctor, usted no puede retirarse y dejarme sola..¿A quién voy a ver si usted no está?" -y él nunca le falló, y la atendió y habló con ella por teléfono hasta el último día.
Mi madre se preocupaba mucho si lo llamaba y él no salía al teléfono "¿Le habrá pasado algo a Rodríguez?"- nos decía, lo que daba muchos celos a mi papá (¡qué dinámica más simpática la de estos celos tardíos!) --quien siempre comentaba "Fíjate qué elegante se pone tu madre cuando va a la consulta del Dr. Rodríguez".
¡Era muy divertido y más aún cuando papi estaba en el hospital y el doctor muy amablemente, para tranquilizar a mami y asesorarse de cómo estaba papi, lo fue a ver! Recuerdo que papi no lo reconoció cuando entró en la habitacíón --y le preguntó: "¿Quién es usted?" -- A lo que el doctor le respondió...."Soy el Dr.Rodríguez....el de Antonia". Todos nos reímos después de aquella contestación tan graciosa. "¿El de Antonia?"- nos comentó después papi bromeando- "¡Mira que decirme eso!"....Una anécdota muy simpática, que a mami hacía reír mucho cuando la recordábamos.
Fue una bendición que mi madre viviera 93 años y 4 meses exactos llenos de inteligencia, de ingenio y rodeada del amor de su familia. Gracias a los cuidados del Dr. Rodríguez, y la bendición de Dios, nunca tuvo una enfermedad catastrófica, nunca perdió la mente, nunca perdió su sentido del humor, nunca perdió su rebeldía vasca/cubana -- y al final un inesperado edema pulmonar se la llevó en el sueño.

Su mayor sufrimiento fue siempre Cuba --y las ignominias ocurridas a lo largo de 50 años. También la muerte de mi padre y de sus hermanos. Y sus grandes amores fue toda su familia, la cercana y la extendida, por la que siempre rezaba, encendía velas y se preocupaba quizás demasiado. Y su gran amigo lo fue el Dr. Pastor Rodríguez a quien todos queremos mucho --y aquí damos infinitas gracias.
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Nota: La foto que ilustra este post la saqué con mi teléfono celular cuando visitamos al doctor pocas semanas antes del fallecimiento de mami. Ella se acababa de estrenar ese 'snow jacket' blanco que yo le había regalado, y como siempre. aunque se sintiera un poco mal ¡no podía salir a la calle si no estaba perfectamente arreglada y luciendo preciosa!