Sunday, August 24, 2008

¡Mentiras! ¿Mentiras?

























Cuando oigo decir a alguien -digamos que, mayores de 50 años- que "les encanta" la edad que tienen y se sienten "felices" de haber vivido tantos años, de haber apagado tantas velitas de cumpleaños --y llevar en su rostro muestras de su experiencia, comparando arrugas y líneas a 'trofeos de guerra', etc, etc, etc. -- me parece que se están sugestionando con esos pensamientos tan optimistas, dándose ánimo para seguir adelante con alegría y fuerza ---¡y así no echarse a llorar o a gritar!

Bueno, exagero. No claro que no...No es cuestión de llorar o de gritar --pero tampoco es algo 'maravilloso' -y para celebrar- el vernos y sentirnos envejecer. No es una sensación lógica. ¡Y seríamos un caso raro si así fuera!

Aunque lo aceptemos y lo celebremos con una sonrisa --nada tiene de alegre, vernos en fotos de cuando teníamos 15, 20 o 30 años (como mi foto arriba a los 17) ---y vernos ahora, en que hay 'disimular' esto o aquello, y en la cruel estática de la cámara podemos notar todos los defectos que 'en movimiento', al reír, o moviéndonos, o caminando, se pueden hacer olvidar.

Algunos tenemos mejores genes que otros y esto nos ayuda. Otros lucimos eternamente jóvenes porque nos empeñamos en serlo. Otros nos dejamos 'caer', cansados de la lucha contra el paso del tiempo y nos dejamos envejecer casi con rabia. Otros nos ponemos en manos del destino ¡y que sea lo que Dios quiera! Pero aunque podemos ver álbumes de fotos de nuestra juventud con una dulce mezcla de nostalgia y alegría -- creo que después de cumplir cierta edad la mayoría quisiera lucir -y ser- más joven que lo que somos.

Comienzan a tocar los violines...Algunos van a estar en desacuerdo conmigo...Ya me parece oir las protestas...Sí, comprendo que es maravilloso haber vivido -¡sobrevivido en muchos casos!- todos estos años, todas estas experiencias, todos estos amores, todos estos momentos de miedo igual que de alegrías...Todo, todo... ¡absolutamente todo!... lo que hemos tenido suerte de vivir. Y hay que dar millones de gracias a Dios.

Pero, también es cierto que a veces el cuerpo no va mano a mano con esa alegria y energía de vivir que tenemos --y la cara tersa comienza a cambiar, los ojos pierden la expresión y no hay 'eye liner' del mundo que lo arregle...Las rodillas duelen (aunque sea un poquito), el paso no es tan rápido (aunque hagamos todo lo posible y no dejemos los tacones por nada del mundo), aparece la celulitis, el 'jet lag' nos afecta un poco más, la digestión no es la misma, los ojos no funcionan sin la ayuda de dos o tres medidas de gafas distintas y -¡lo peor de todo!- ya no nos ilusionan las cosas como antes.

Lo más curioso es cuando las décadas redondas -y con 'ceros' al final- van llegando. Los 20 son absurdamente bellos y no sabemos aprovecharlos porque somos quizá un poco tontos. Los 30 son maravilosos, como un regalo. Los 40 son realmente interesantes, los mejores años sin duda, los más sexy, los más completos. Y de ahí en adelante el camino se torna una carrera de autos a una velocidad alucinante ...y cuando se llega a otros 'ceros'....puede ser muy deprimente. Aunque no niego que para algunos puede ser 'divine'. ¡La suerte que tienen si es así!

Mi amiga Marta Larraz un día me habló de las mujeres 'invisibles' a quienes nadie mira y nadie dice un piropo por las calles. Las mujeres que 'no existen' para las retinas de quienes solo buscan juventud y belleza. Y aquella frase -y lo que va con ella- me pareció horrible. Cruel. Inhumana.

Quizás sea que soy muy vanidosa y frívola. O que por mi profesión de periodista le doy mucha importancia a la apariencia. O porque la estética es muy importante en mi vida. No sé. Pero a medida que los años pasan voy sintiendo más y más esa sensación de estarme convirtiendo en una mujer invisible -aunque en un 'buen día' algunos ojos se detengan en mí --(¡Alas!...¿o sera que están admirándo mi bolso de Gucci, el que sin duda es un reconfortante y casi-necesario 'attention getter'? ¿O será que llevo dos zapatos de colores distintos, lo que les confieso me obsesiona un poco?) Igual que de vez en cuando olvido la crueldad de esa frase cuando los porteros de mi edificio- me dicen "¡Qué bien se le ve hoy 'doña'!".

Claro, aunque el respetuoso 'doña' me desinfla un poco el ego --y es señal de que no todo es color de rosa --¡ellos no tienen idea de lo mucho que me levantan el espíritu con su galante y muy latina amabilidad!

Nunca me he hecho cirugía plástica, más que nada por cobardía que por no necesitarla. Y cro que es una buena arma para 'recobrar' un poco de la juventud que se va...¡aunque si exageramos comenzamos a lucir una rara mezcla estática de 'juventud-vejez'! ¿Estamos viendo una persona joven que luce envejecida? ¿O es una persona vieja que trata desesperadamente de lucir joven? Esto siempre me sorprende --y quizá hasta miro demasiado insistentemente -con mala educación- a quienes así lucen.

Pero si hubiera una varita mágica al estilo del Hada Madrina de Cenicienta le pediría que nunca me devolciera a la calabaza ---y me dejara mucho más tiempo en mi carruaje de cristal y plata, tirado por docenas de blancos y alados caballos.