Wednesday, April 30, 2008

El Nuevo Arte de Hacer Ruinas





Ayer vi por segunda vez el impactante documental El Nuevo Arte de Hacer Ruinas, hecho por los cineastas alemanes Florian Borchmeyer y Matthias Hentschler --y quiero recomendárselo a todos. ¡No dejen de verlo si tienen la oportunidad!

Y cuando sali del teatro en la Universidad de Columbia, donde el Centro Cultural Cubano auspició su presentación en New York, una vez más me pregunté que hubiera sido de estos dos cineastas sino hubieran tenido el extraordinario hilo conductor del escritor cubano Antonio José Ponte, quien en el 2006, viviendo en La Habana, escribió el libro titulado "Un arte de hacer ruinas y otros cuentos". Ponte, con un tono medio irónico/medio indignado, dice tantas cosas inteligentes -que no solo nos hacen reír por lo absurda que es la Cuba surrealista de hoy --sino por la profunda realidad de todo lo que dice. Y sus palabras encuadran -e hilvanan- el documental, dándole su genial estructura.

El Nuevo Arte de Hacer Ruinas es una obra maestra visual y de fondo. Nos muestra de forma realista -sin comentarios- las ruinas 'físicas' de La Habana -donde se desploman edificios 'art deco', 'art nouveau' o 'beaux arts' de comienzos del siglo XX, como si fueran fardos de arena y piedras que subitamente se desprenden ¡y nadie hace nada por salvarlos! Y a la vez plasma con inteligencia y sutileza --¡y una fotografía y edición increíbles!-- las vidas de las 'ruinas humanas' que viven dentro de las ruinas de la ciudad. Vemos una Habana que parece haber perdido el color, en tonos opacos. Una ciudad que parece ha sido 'bombardeada', sin que haya sido bombardeada. Un cascarón roto que nos parte el corazón a los que allí nacimos y crecimos. Y todo sin crear un film panfletario o agresivo.

La 'verdad' está en lo que vemos --¡más obvia imposible!

Y la triste verdad está en las vidas de los que allí habitan --y se han adaptado a no poder hacer nada para cambiar las ruinas de la ciudad y las de sus propias vidas. Llegamos a conocer en el documental varios personajes muy distintos, a los que se le coge inmensa lástima y hasta cariño. Y cuando en la sesión de Preguntas y Respuestas que siguió a la proyección le pregunté a uno de los directores ¿qué había sido de Mysleides, la muchacha que vivía enrollada en una vieja frazada en el 'a-punto-de-derrumbarse' Hotel Regina --y decía sentirse 'protegida' del mal dentro de aquella ruina? --me dijo que el hotel eventualmente lo habían cerrado por peligroso --¡y que nadie sabía a dónde había ido a parar la bella pero muy sola Mysleides! Una muchacha de unos 28 0 30 años quizá, todavía muy bonita, quien con calma absoluta nos cuenta haber perdido su hijo por culpa de la droga --pero que ahora le temía a las drogas, y había descubierto que le gustaba leer libros...y escribir sus fantasías... y que vivía feliz en aquel sitio rodeadas de las cosas tan bellas que eran parte del pasado del edificio --¡donde muchos creían (y decían) que ella era una loca y una puta!

El Nuevo Arte de Hacer Ruinas pudo rodarse en Cuba porque sus autores eran alemanes y llegaron allí con un equipo de 8 personas diciendo que iban a hacer un film simpatizante al régimen sobre la alegría y la belleza de La Habana. ¡Y les dieron facilidades para rodar sin saber lo que estaba realmente haciéndose! Suerte que no tenemos los cineastas cubano-americanos exilados, para quienes hacer cine ha sido siempre una lucha sin cuartel --y un proceso muy personal -y sin lugar a dudas muy patriótico- como empujar con las manos una enorme roca al tope de una montaña cada vez más y más alta --y a la que a veces podemos llegar y otras no.

Y suerte que nos ha permitido ver este film --el que debemos enseñar a los que todavía simpatizan con el régimen de Cuba --y no creen ninguno de los 'cuentos' que les hacemos los exilados. ¡Bravo!

Pueden ver un fragmento del film en YouTube
Este otros 2 videos de YouTube muestran a los cineastas en Cuba durante el rodaje