En un afán de auto-crítica, hoy estuve chequendo el blog --y he pensado que quizás para algunos estos recuerdos sean demasiado femeninos, demasiado nostálgicos, un poco los de 'Mari de Miramar', como me dijo una vez con humor (y mucho cariño) mi amigo Guillermo Cabrera Infante, a quien le gustaba oir mis cuentos --y desde que me conoció en Londres muy jovencita, se interesaba verdaderamente por mis opiniones, lo que siempre le agradeceré muchísimo.
No sé....Pues muchos de Uds. -hombres y mujeres- me han mandado emails dicíéndome que los están disfrutando --y que también les gusta la "ironía-con-cariño" que hay detrás de ellos.
Es que de momento no quiero escribir de cosas duras y horribles, porque ya nos rodean las 24 horas --y tenemos suficiente de ello --especialmente de la penosa 'batalla electoral' en los EEUU, con candidatos que se están sacando la tira del pellejo y me parecen espantosos, y con unos cantos de sirena demasiado familiares (realmente no me gusta ninguno de ellos) Y por eso me voy por el campo de la nostalgia --y les hago un 'avance' de los recuerdos que espero publicar en mi libro "Recuerdos Compartidos" este Otoño.
No son estos los recuerdos de una "niña bitonga" -como me dijo hace muchos años una escritora (entonces con mucho poder en un periódico de Miami) que se le salía la espuma por la boca, ojos encendidos, medios salidos de las órbitas, porque sintíó 'ofendida' por lo que yo contaba y se negó a reseñar siquiera mi primer librito. ¡Qué cómico me parece ahora todo aquello en 1985! Y qué mujer aquella tan llena de veneno y vinagre.
No, estos son los recuerdos de una niña y después una jovencita que sabía apreciar el mundo donde mis padres -muy trajabadores y exitosos profesionales- vivían --exponiéndonos, a mi hermano León y a mí, a una Cuba llena de recovecos, de gente excepcional, de un profundo sentido de la familia, de arte, de belleza, de sutilezas --y también a veces de un lado oscuro y triste de las cosas.
Son el producto de tener los ojos muy abiertos y de amar el pasado ---el que hace el presente aún más rico, porque tenemos las suficientes referencias culturales y vivencias para saber apreciar 500% todo lo que sucede a nuestro alrededor.